Quien en serio no comprende por qué decimos que Alberto es de Barcarrota no percibe una cosa sencilla: el orgullo de estirpe, de pertenencia, de sangre. No es fascismo, simplemente emoción porque la tierra también vive y sufre, se alegra con el triunfo, se ocupa en el esfuerzo, se enorgullece con las metas alcanzadas -igual que lamenta el error o la derrota propias. Los Contador y los Velasco, todos los de Barcarrota tendremos algo que ver en el ganador del Tour, si todo va bien. Para lamentarse luego hay mucho tiempo. Para presumir, con todo respeto, cuanto antes.
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Quien en serio no comprende por qué decimos que Alberto es de Barcarrota no percibe una cosa sencilla: el orgullo de estirpe, de pertenencia, de sangre. No es fascismo, simplemente emoción porque la tierra también vive y sufre, se alegra con el triunfo, se ocupa en el esfuerzo, se enorgullece con las metas alcanzadas -igual que lamenta el error o la derrota propias.
Los Contador y los Velasco, todos los de Barcarrota tendremos algo que ver en el ganador del Tour, si todo va bien. Para lamentarse luego hay mucho tiempo. Para presumir, con todo respeto, cuanto antes.
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