05 julio 2007

Fortalecido a la fuerza


Mirad la cara del niño. Si no apreciáis bien el gesto, ampliad la foto. Sé que me pongo un poco pesado con las miradas, con los niños, con las zonas catastróficas, con Iraq (que no Irak, según la RAE).

Pero es que últimamente cada vez que veo niños en Iraq no pienso en su caos diario. Pienso en su mañana. Y me digo... un niño de ¿12 años? ¿14 años? que crece viendo diariamente coches bomba, muertos por doquier, atentados, casas calcinadas... ¿cómo es cuando cumple los 22?

Me refiero a qué podemos esperar. ¿Debe extrañarnos que sea inmune a la violencia? Mirad la cara del niño otra vez. Muestra casi indiferencia y está ante un coche bomba, ante los restos de un coche bomba.

Soy consciente de que las fotografías mienten, que captan un momento determinado obviando el contexto, que omiten todo lo que hay alrededor y se centran en una mentira pequeña, en una minúscula porción de la realidad. Pero es lo que tenemos.

Tenemos a un niño, a un adolescente, que ni se inmuta ya ante la masacre. Es difícil hacerlo cuando convives con ella a diario. Supongo que llega un momento en el que la vida empieza a perder valor, al contrario de lo que debiera suceder. Es decir, cuando ves que la gente muere, en principio deberías aferrarte más al hecho de que estás con vida. Sin embargo, cuando la gente muere a borbotones, hasta el instinto de supervivencia debe relajarse, seguro.

Esas generaciones nacen más fuertes, pero maldita la fuerza. (...)

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1 comentario:

Bustamante Matías dijo...

¡Gracias por el enlace!