Mi dulce condena acaba de empezar. Acabo de recibir mi nuevo contrato. Me lo envían desde la Asociación de Parlamentarios Europeos que es para quien trabajo ahora. Entre los contratos que he tenido, sin duda alguna este es el mejor, aunque caduque en mayo de 2009.
Hasta entonces, espero no tener la presión y la angustia que he tenido en anteriores momentos de mi vida laboral, incluidas las idas y venidas, sin nunca saber si lo que quieres es quedarte o prefieres huir. Hoy es un buen día, un día perfecto.
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