Con frecuencia oigo comentarios como "me encantan las fiestas del barrio/ciudad porque son gratis". Ante semejante frase me quedo perplejo: ¿gratis lo que hemos pagado con nuestros impuestos y que quizá no nos interesa lo más mínimo? Pagamos cantidad de cosas que jamás vamos a disfrutar. La TV pública la pagamos nosotros, además de los anunciantes. El teatro que quizá nunca pisemos es fruto de mis horas de trabajo de los domingos. Carreteras que nunca pisaré se han hecho con mis impuestos. Y un largo etcétera que sería interminable.Por tanto, me gustaría proponer al Gobierno que se acaben las subvenciones a ciertas entidades que son de interés particular y de poco interés general y se disminuyan los impuestos. Y que cada uno pague aquello que quiera disfrutar. No me parece lógico seguir pagando las fiestas escandalosas que sólo disfrutan algunos y que molestan a muchos.
Carta al director de Joan Antonio Crespo en El País
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